domingo, 26 de febrero de 2012

ANTES Y DESPUÉS DE GOOGLE: RENACIMIENTO Y REEMPLAZAMIENTO. Naief Yehya


I

13 años es mucho menos que un parpadeo en la historia del homo sapiens y sin embargo parecería que nos hemos reinventado como especie en el breve período que comienza el 4 de septiembre de 1998, la fecha en que la empresa Google fue creada por Larry Page and Sergey Brin. Podemos imaginar que a partir de entonces vivimos un renacimiento cultural googleiano, un período de iluminación y enriquecimiento cultural puesto en marcha por el amplio acceso a la información y el conocimiento. No es un disparate predecir un mundo en donde nunca más estaremos en duda al respecto de datos históricos, nombres de héroes, fechas de conquistas ni resultados deportivos, es creíble que estamos viviendo un tiempo de certeza y democratización informativa. Dividamos entonces nuestro tiempo en la tierra como: Antes de Google, A.G. y Después de Google, D.G.
En la infancia de la red, durante la década de los 70, los sistemas de ordenamiento y consulta de bases de datos en línea dependían de que el usuario supiera donde estaba lo que necesitaba. En la década de los 80 aparecen las primeras herramientas de búsqueda, las cuales resultaban extremadamente rudimentarias y sencillas, pero eran un avance gigantesco con respecto a navegar con los ojos cerrados. Hasta la aparición del servicio Gopher en 1990 internet podía ser imaginado como una gigantesca biblioteca donde todos los libros estuvieran tirados en una enorme montaña y en la que los visitantes necesitaban escarbar y revisar título por título, página por página para encontrar lo que buscaban. Gopher ofrecía por primera vez la posibilidad de buscar sin tener la menor idea de donde estaba lo que se buscaba. Gopher no evolucionó pero aparecieron otros “motores de búsqueda” mucho más avanzados que poco a poco fueron simplificando y acelerando el proceso de búsqueda. En 1993 todo cambió con la aparición del World Wide Web y el buscador Mosaic. La red comenzó a adquirir coherencia y poco a poco pasó a convertirse en una legítima herramienta de uso general, en un poderoso recurso de investigación, referencia e información. Cuatro años más tarde la ecología de la red había engendrado varios buscadores bastante competentes y competitivos entre sí como Yahoo!, Excite, Inktomi y Alta Vista entre otros.
Google parecía una iniciativa más, otra empresa que ofrecía “Organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil”, pero pronto comenzó a destacar de manera notable. No solamente diseñaron un interfaz austero, elegante y eficiente que contrastaba con las páginas saturadas de información inútil de otros servicios sino que además tenían una arma secreta que revolucionó la industria y pulverizó a la competencia: el PageRank, un sistema de algoritmos de análisis de vínculos que sirve para asignar un valor numérico a la relevancia de cada página o documento en el web en función de una serie de atributos, no únicamente la aparición de la palabra o palabras buscadas, sino también de la importancia relativa de la página en función del número de vínculos entrantes con que cuenta. Google aprovechó esta ventaja para diversificarse y ofrecer una variedad de servicio, desde el fundamental Google Maps hasta el controvertido Google Books, pasando por una docena de herramientas ingeniosa y útiles.
Hoy sin duda no hay gran diferencia entre la eficiencia de Google y sus más cercanos competidores como Bing o Yahoo, pero Google ha logrado insertarse en la Zeitgeist para convertirse en sinónimo de búsqueda (de ahí el neologismo internacional googlear), en estrategia para resolver toda clase de problemas y en oráculo fantástico con poderes casi místicos. Pero Google está más allá de ser eñ benefactor de la humanidad que ha organizado el conocimiento y nos ha regalado lo más semejante a un aleph borgiano portátil. La empresa que tiene el eslogan: "Don't be evil" (No seas malo) ha adquirido a cambio de sus generosos productos un poder enorme sobre nosotros, sobre la cultura y sobre la manera en que pensamos.

II

Nadie me pidió que escribiera una historia de los buscadores de la red, mi tarea era escribir sobre el mundo antes de Google, pero las herramientas a veces dirigen nuestro pensamiento y la facilidad de entrelazar la escritura con la búsqueda de información nos invita a dejarnos ir en el laberinto de la hiperinformación, en la fascinante exploración de las páginas vinculadas que vamos descubriendo azarosamente. Ahora bien, no es necesario un psicoanálisis para saber que cada día somos más Google-dependientes. Así que al pensar en el mundo A.G. tenemos que tomar en cuenta que el invento de Page y Brin creó un poderoso mapa del ciberespacio que no sólo nos presenta caminos (decenas o cientos de miles) sino que también nos conduce por las vías que va pavimentando (desde sus sugerencias y correcciones ortográficas hasta el posicionamiento de los anuncios), en fracciones de segundo.
Antes de Google investigar o documentarse implicaba salir de casa, visitar bibliotecas, inquirir, preguntar a especialistas, maestros y académicos, hoy equivale a teclear palabras y, como en una lotería, esperar que los primeros diez resultados contengan la respuesta mágica a nuestras dudas e inquietudes. De no funcionar, reformulamos la pregunta, rara vez recorremos las demás páginas de resultados. Aún estamos lejos de contar con un buscador eficiente que reconozca el lenguaje natural, por lo que en nuestras búsquedas no elaboramos en complejidad sino que reducimos y simplificamos, tratamos de pensar o dejar de pensar como la máquina. De manera semejante desmonta las páginas, identifica palabras sin reconocer ideas o emociones. Como escribe la académica y bibliotecaria Emily Walshe: un texto es “escaneado, deconstruido y remixeado en la nube computacional universal de Google”, cualquier documento se convierte así en migajas, en keywords y código.  Google es cualquier cosa menos un recurso neutro porque nos forma y nos manipula al descomponer los mensajes que nos interesan en unidades potencialmente comercializables, al identificar objetos y referenciarlos con marcas y artículos de consumo.
Seamos realistas, quizás ninguna otra herramienta nos simplifica tanto la vida a quienes nos dedicamos a escribir, a informar y a debatir como Google. Imaginemos tan sólo lo que sería un día sin Google para poner en perspectiva su utilidad. La mayoría de los recursos verdaderamente poderosos de la red como YouTube, Wikipedia, Facebook y Twitter no solamente nos informan y comunican sino que transforman la realidad de manera duradera, quizás definitiva, ya que lamentablemente no parece que se añadan a otros recursos existentes, y que han enriquecido nuestra vida por generaciones, sino que poco a poco amenazan con reemplazarlos, por convertirse en alternativas únicas en la era D.G. 

NAIEF YEYHA
BLOG DEL AUTOR: HOMO CYBORG

12 comentarios:

  1. Sinceramente, la humanidad ha dado un enorme giro antes eramos seres depedientes ahora cada quien se puede valer por si solo claro que con esto me refiero a solo adultos obviament un niño sigue siendo incapaz de ser independiente pero al igual que hemos avanzado en la tecnologia hemos retrocido en el valor que le teniamos a la naturaleza y no, no por decir esto soy hippie simplemente me interesa el mundo.
    Asi que hay que tener un equilibrio para todo lo que hay a nuestro alrededor. yo se que lo anterior no tenia mucho que ver pero smplemente me gusta comentar y/o expresarme:
    El articulo anterior bien redactado; buen uso del vocabulario no es ilarante.

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  2. la erdadiene mucha diferencia con el googlede ahora

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  3. Es increíble que tan sólo hayan pasado 15 años. Parece una eternidad. Los retos que se plantean son muchos, como por ejemplo, el concepto de privacidad. El contar la vida obra y milagros a desconocidos no sólo era impensable tecnológicamente, si no absurdo, años atrás. Aún sigue siendo absurdo en mi opinión, pero si posible según el algoritmo. No tan sólo por la voluntad propia. Si no por voluntad de intereses comerciales o de otro tipo. ¿ Orwell tenía la razón ?

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  4. Los cambios a lo largo de la historia de la humanidad son constantes. El tema es que sepamos aceptar la vertiginosidad de "estos" cambios, que antes (hace unos 20 años), quizás, nos daban un poco más de tiempo para acostumbrarnos a ellos.
    Felicitaciones por la idea del espacio. Lo voy a colgar en el mío.

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